🧬 La genealogía no es solo cosa de nobles y reyes
Cuando empecé en el apasionante mundo de la genealogía familiar, nunca pensé en nobles ni en reyes. En realidad, debo confesar que no me interesan lo más mínimo. Sus vidas y linajes han sido estudiados durante siglos, analizados y documentados con todo detalle.
De hecho, la genealogía nació como herramienta para demostrar la pureza de sangre o la legitimidad de las familias nobles. Era una manera de reafirmar privilegios y herencias, de probar esa llamada sangre azul o sangre limpia.
Pero, ¿y el resto? ¿Qué pasa con las historias de las personas comunes?

🌾 La genealogía también pertenece a la gente corriente
Para mí, la genealogía es mucho más que apellidos ilustres o escudos heráldicos. El verdadero encanto y la magia de esta ciencia están en acercarla a todo el mundo, en demostrar que cada familia tiene una historia que merece ser contada.
Todos tenemos antepasados que dejaron huella: jornaleros, campesinos, comerciantes, marineros o artesanos. Personas humildes que vivieron, trabajaron, amaron y lucharon por sacar adelante a sus familias. Y esas historias merecen ser rescatadas del olvido.
Porque todos formamos parte de la historia, aunque nuestros nombres no aparezcan en los libros oficiales.
🔎 Un nombre, una fecha y un lugar: el inicio de todo
A mí lo que realmente me apasiona es encontrar una pista y empezar a tirar del hilo. A veces basta un nombre, una fecha o un lugar para comenzar una investigación apasionante.
Es una sensación mágica: poner luz donde antes solo había oscuridad, reconstruir vidas olvidadas, unir piezas del pasado que parecían perdidas.
Cada persona, por humilde que fuera, tenía su propio camino, su contexto, su historia. Y poder devolverles su identidad y situarlos en el tiempo es lo que da sentido a mi trabajo.
💛 Mi verdadera pasión
Eso es lo que realmente me mueve: rescatar del olvido a nuestros antepasados anónimos, darles un lugar en la historia y ayudar a las familias a reencontrarse con sus raíces.
No busco coronas ni linajes nobles. Busco vidas reales, auténticas, las que construyeron los pueblos, las ciudades y, en definitiva, nuestra historia colectiva.
Y esa, sin duda, es la genealogía que me enamora.
